Lesiones vasculares crónicas en un riñón de cerdo
Recibimos una consulta de una canal de porcino de 6 meses de edad, de raza híbrida, que presenta lesiones multifocales blanquecinas en ambos riñones. Se remiten muestras de ambos riñones y de los linfonodos renales al SESC para su diagnóstico, en el que inicialmente se considera una nefritis intersticial crónica dado el aspecto macroscópico de las lesiones.
Al recibir las muestras se pudo observar el aspecto de las lesiones, que efectivamente consistían en áreas multifocales de coloración blanquecina y rugosidad/irregularidad de la superficie renal una vez retirada la cápsula. No obstante, la forma y distribución de las lesiones era curiosa, ya que se encontraban preferentemente localizadas en la unión corticomedular y tenían forma lineal.
Al realizar el estudio histopatológico de las muestras, en contra de lo que inicialmente se consideró, se observó que las manchas blanquecinas no correspondían a infiltrados inflamatorios centrados en el intersticio renal, sino a arterias musculares de pequeño y mediano calibre, muy alteradas. Presentaban un abanico de alteraciones degenerativas/proliferativas y -en menor medida – inflamatorias, que incluían hiperplasia de todas las túnicas, vacuolización de células de músculo liso, obliteración de la luz vascular con fenómenos de recanalización, fibrosis de la adventícia con ocasional inflamación mononuclear e hiperplasia de los vasa vasorum. Esta constelación de alteraciones vasculares se clasifican con el diagnóstico de arteriosclerosis generalizada intensa con periarteritis leve. Adicionalmente se observan muy escasos glomérulos que presentan degeneración fibrinoide.
Al estudio histológico del linfonodo no se observaron lesiones en el tejido linfoide, pero las arterias presentes en el corte histológico presentaron las mismas alteraciones que en el riñón. Por este motivo, es altamente probable que las alteraciones observadas fueran sistémicas en naturaleza, y que estuvieran presentes en otros órganos. No obstante, no se remitieron más vísceras por lo que no es posible asegurarlo.
Respecto a la etiopatología de estas lesiones, cabe considerar que no son lesiones habituales en porcino, y consisten con una cronifiación de un daño vascular muy intenso centrado en arterias musculares, probablemente necrotizante y/o proliferativo en naturaleza. En otras palabras, vemos una cicatriz de las lesiones vasculares antiguas. Por este motivo, la explicación más probable es que consista en una cronificación de un síndrome de dermatitis y nefropatía porcino atípico (con práctica ausencia de lesiones glomerulares). (AC)